La escultora de la Mojaquera, Mariángeles Guil, visita su obra
Treinta y cinco años después de que la más famosa, conocida y fotografiada escultura de la mojaquera fuera inaugurada oficialmente en la Plaza de la Iglesia, su autora, la escultora Mariángeles Guil, ha visitado su obra y ha recordado aquellos momentos en que comenzó la aventura de una obra de arte que es el emblema de todo un pueblo.
Mariángeles Guil, nacida en Almería y afincada en aquella época en Granada, acude a la convocatoria, la segunda, que realiza el Ayuntamiento de Mojácar para la creación de una escultura que simbolizara a la mujer de Mojácar, a su aportación y entrega a la dura vida de esos años y a su esfuerzo por mantener la vida familiar, incluyendo llevar pesados cántaros de agua desde la fuente hasta sus hogares.
Con tan sólo 29 años, la joven escultora gana el concurso con una bella propuesta, a través de un dibujo, de lo que ella pensaba sería una buena representación de la mojaquera.
Durante casi un año trabajó en Macael, ya que tenía claro que tenía que estar realizada en mármol blanco, dando forma y vida a su escultura: un metro setenta y mil kilos que surgieron de la magia de sus manos tras buscar, con afán, el bloque de mármol adecuado y revisar con sus ojos expertos cada veta y cada peculiaridad de la piedra. El mármol pertenecía a la cantera de mármoles Cuellar.
No conocía la comarca del mármol ni había trabajado anteriormente con este material y fue con la mojaquera cuando lo descubrió. De su tiempo en Macael, mientras elaboraba la mojaquera, tiene la simpática anécdota de acabar como profesora de dibujo técnico en el instituto durante unos meses, pudiendo entrar en contacto con los marmolistas de la zona que el abrió muchas puertas y muchas experiencias nuevas.
La inauguración fue solemne y se realizó con motivo de las fiestas patronales de Mojácar del año 89.
Como es de rigor, con la asistencia de toda la corporación y el presidente de la Diputación de entonces, así como numerosos vecinos de la localidad.
Misa rociera, lecturas de poemas y más de tres mil personas, según cuentan las crónicas, que acudieron a Plaza Nueva a escuchar un concierto de la conocida cantante Amaya, del grupo Mocedades que, por lo que se contaba, en su juventud pasaba muchos veranos en Mojácar y a través de algún amigo de la zona, le convenció para cantar.
Paralelamente a la inauguración de la mojaquera, la escultura también realizó una exposición en el Castillo que, según cuenta Mariángeles Guil, tuvo mucho éxito y vendió muchas esculturas.
Parece ser que no todo el mundo estaba muy de acuerdo con el emplazamiento, pero según las bases del concurso la ubicación era la actual y la mojaquera se instaló en la Plaza de la Iglesia y allí permanece.
Según comenta la artista, para ella, lo más destacado de la escultura es la posición del cántaro y su orientación, con la veta que potencia su volumen y la delicadeza de la mano que lo sujeta.
La escultura de la mojaquera, con el tiempo, se ha hecho querer por todos los vecinos y hoy en día es ya mucho más que una obra que representa a la mujer de Mojácar.
También Mariángeles Guil recuerda con especial cariño aquellos tiempos y a Mojácar. Venida de Méjico, pese a su juventud, tenía ya una gran formación y experiencia. Sus trabajos están repartidos por todo el mundo y se codeaba de tú a tú con los grandes artistas de la época.
En la actualidad se ha instalado definitivamente en Guadix, donde ya había ha realizado importantes trabajos como las esculturas de la fachada de la Catedral de Guadix y conoció a Visconti.
Almeriense de nacimiento, empezó como modelo de Francisco López Burgos, Premio Nacional de Escultura, y luego consiguió hacerse un hueco en este taller. A los 12 años ingresó en la Escuela de Arte de Granada y más tarde estudió Bellas Artes en Sevilla. En la Universidad Autónoma de Méjico realizó un master en 1984 de escultura monumental y urbanística donde trabajó con Mathías Goeritz. Sus obras y su trabajo le han llevado por medio mundo: Francia, Italia, Israel, Méjico.
Guil está muy valorada como artista vanguardista andaluza del siglo XX, autora de importantes obras de arte público de su generación.